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tomar a la novia en brazos

La tradición de tomar a la novia en brazos, ¿qué significa?

¿Alguna vez te has preguntado de dónde proviene esa tradición de tomar a la novia en brazos, luego de casarse? Seguramente sí, y por eso estás leyendo este artículo. Pues te diré que su origen tiene varias versiones, unas más románticas que otras.

La versión más aceptada en diferentes culturas es la superstición de que los pies de la novia no deben tocar el suelo al llegar a la habitación donde pasarán su primera noche de casados, tampoco deben tocar el suelo de su nuevo hogar. Por eso el novio debe cargarla en ambas oportunidades. Podría ser toda una proeza si el novio es muy delgado y la novia está rellenita, pero de acuerdo con la tradición, igual tiene que hacerlo.

Veamos los dos lados de esta tradición: el lado iluminado (o romántico) y el lado oscuro (o no tan romántico).

El lado romántico y protector

Se trata de un rito que muchas parejas hacen en la actualidad, aunque desconocen su significado. Sus orígenes se encuentran en la antigua Roma, cuyos habitantes creían en la existencia de espíritus malignos que se posaban en las entradas de las casas.

Por lo tanto, como una forma de proteger a sus mujeres, los novios las cargaban en sus brazos para impedir que pisaran algún designio de los malos espíritus regados en el suelo de la casa. El velo y las damas de honor tenían la misma función.

Asimismo, en la misma cultura existía la creencia de que tropezarse era un augurio de mala suerte para el futuro del matrimonio. Por lo tanto, para evitar que las novias se enredaran con sus largos vestidos y se tropezaran al entrar al hogar, los hombres las cargaban.

No conforme con eso, también debían entrar con el pie derecho, lo cual simboliza la buena fortuna, de manera que en el futuro a los novios no les faltara nada. En conclusión, se trata de una costumbre que esconde un sentido romántico, simbólico y de protección que no pasa de moda.

El lado oscuro de la historia

Pero como en todo cuento de hadas hay una bruja que quiere arruinarlo todo, hay cosas que capaz no son lo que parecen. Así como Disney adaptó los oscuros cuentos de los hermanos Grimm y los convirtió en historias fantásticas para niños, así podría haber ocurrido con esta tradición. ¿Qué pasa si las versiones antes descritas tienen la finalidad de tapar algo un poco más “perverso”? Veamos.

Tal parece que el asunto tiene que ver con el rapto de mujeres. Es decir, llevarse mujeres a la fuerza y a las malas. Hay muchísimas historias con respecto al rapto de mujeres, pero la más famosa es el mito romano del rapto de las sabinas.

El mito del rapto de las sabinas

Cuando Rómulo fundó Roma y las primeras instituciones, se dio cuenta de algo terrible: faltaban mujeres. Sin mujeres no podían crear descendencia y poblar la ciudad. Ante esto se le ocurrió una idea: organizar unos juegos e invitar a las poblaciones vecinas para que participaran.

Pues bien, asistieron muchas tribus, pero los sabinos destacaron en número, llegando en masa y acompañados por sus mujeres e hijos. Acogidos como huéspedes, los sabinos pudieron disfrutar alegremente del esplendor que Roma había alcanzado en tan poco tiempo, y asombrarse ante todas las nuevas construcciones.

Pero cuando llegó la hora de comenzar los juegos su asombro tornó en horror. A una señal, los jóvenes romanos tomaron al unísono a las doncellas sabinas y se las llevaron a sus respectivas casas, sin que los padres de las muchachas pudiesen hacer nada por evitarlo.

Después de muchos intentos en los que los sabinos se organizaron para luchar y recuperar a sus mujeres, resulta que ellas se enamoraron de sus raptores. Los soldados de ambos bandos tuvieron que parar las batallas y hacer una alianza. Desde entonces los romanos y los sabinos formaron un solo pueblo.

Versión goda

Tiene que ver con el rapto de las mujeres y más directamente con la tradición de cargar a la novia. La historia señala que los godos, un pueblo germánico, debían raptar mujeres de tribus cercanas cuando en su poblado no había suficientes. Lo hacían para saciar su sed sexual y para casarse con la más bonita, como si fueran objetos.

Una vez que escogían la que más les agradaba, la tomaban en sus brazos y se la llevaban. Lo hacían así porque para adueñarse de la chica, ella no podía pisar el suelo durante el trayecto desde el lugar del secuestro hasta su nuevo hogar. De lo contrario, la mujer quedaría en libertad.

Versión machista

Por si fuera poco, también hay una versión machista. Cuando el hombre carga a la mujer en sus brazos, significa que él es el más fuerte y que en la casa se hace lo que él diga. Ella se deja cargar como muestra de sumisión y debilidad.

¿Con cuál de todas las versiones te quedas tú? Digamos que es cuestión de perspectivas. Pero para no arruinar la emoción del momento, mejor apostemos por la versión romántica. Total, cuando hay amor todo se vale.

Tristán e Isolda, por el artista Edmund Blair Leighton (1853–1922).

La trágica leyenda de amor de Tristán e Isolda

¿Sabías que antes de Romeo y Julieta hubo otra historia de amor igual de trágica? Pues sí, la leyenda de Tristán e Isolda narra un idilio de amor signado por lo prohibido y lo mágico. Dicha historia data del siglo XII, es decir, de la Edad Media. Se transmitió de boca en boca por los trovadores, pues en ese tiempo el analfabetismo era una regla en los pueblos medievales, los únicos que sabían leer eran los que ostentaban el poder (la Iglesia, la realeza y la nobleza); mucho menos existían televisores ni cines.

La versión original proviene de Francia, pero como se transmitió de forma oral, muchas personas le agregaron o le quitaron acciones a la trama. Como consecuencia, muchos autores de distintas nacionalidades modificaron y adaptaron la historia a su manera, por eso si te interesa saber de ella, no te mortifiques cuando veas varias versiones de la misma, condimentadas de diferente forma, pero siempre manteniendo lo esencial: un amor prohibido marcado por muchísimas dificultades.

La leyenda de Tristán e Isolda

Para una historia trágica, un inicio trágico

El rey Marco de Cornualles (Inglaterra) vio cómo su tierra caía en manos del enemigo. Para salvar a su pueblo, solicitó la ayuda de su fiel amigo Rivalen, el rey de Leonís. Rivalen cruzó el mar para ayudar a Marcos a combatir a sus adversarios. Lo lograron, pudieron vencerlos. Así que, para celebrar, el rey Marcos le ofreció a Rivalen la mano de Blancaflor, quien era hermana de Marcos. De esta manera, los fieles amigos también se hicieron cuñados. Además, el compromiso no resultó un fraude, puesto que Rivalen y Blancaflor se amaban.

Sin embargo, el matrimonio fue breve. Rivalen y Blancaflor tuvieron que irse de Cornualles y regresar a Leonís porque estaba siendo invadida por los enemigos, por lo tanto había que defender el reino. Cruzaron el mar, con Blancaflor embarazada. Pero al llegar, casi todo estaba perdido. Rivalen murió en manos de los oponentes. Eso invadió a Blancaflor de una profunda tristeza.

Ese mismo día, ella dio a luz a su hijo, y le puso por nombre Tristán, debido a que había nacido en un momento muy triste. Luego de unos segundos del parto, Blancaflor murió. Tristán quedó huérfano de ambos padres el mismo día de su nacimiento, justo cuando los enemigos entraban al castillo. Con el rey y la reina muertos, solo quedaba el leal Rohalt para salvar al niño. Por lo tanto, Rohalt huyó con el recién nacido y lo hizo pasar por su hijo hasta que fuera seguro devolverlo a su verdadero linaje: El rey de Leonís.

Un niño que se convierte en héroe

Tristán creció con sus hermanastros y a los siete años recibió la educación de un escudero, enseñanza que necesita todo rey para ser experto un caballero en las armas y en las artes.

Un día fue raptado por unos mercaderes de Noruega, quienes lo abandonaron en el mar. Así fue cómo Tristán llegó a tierras lejanas donde lo apreciaron por su desempeño en las armas. Esa tierra era nada más y nada menos que Cornualles. Cuando el rey Marcos y Tristán supieron que eran familia, sobrino y tío, se hicieron buenos amigos. Su amistad era tan sólida, que cuando Tristán volvió a Leonís para recuperar su trono, dejó el reino en manos de Rohalt, su padre adoptivo, para regresar a Cornualles con su tío.

Pero los enemigos volvieron a aterrorizar a Cornualles. Esta vez, quien defendió el reino fue Tristán, quien atravesó su espada en el cuerpo del adversario. Pero la victoria no se celebró, puesto que Tristán resultó envenenado con la espada del contrincante. Días después, Tristán yacía en una cama con heridas que se estaban pudriendo. Así que Tristán le pidió al escudero que lo metiese a una barca y lo enviase al mar.

Tristán conoce a Isolda la Blonda

Tristán llegó a Irlanda y cayó en las manos de Isolda la Blonda, una bella dama que supo curar sus heridas. Mientras tanto, en Cornualles, el rey Marcos era presionado para tener un heredero, cosa que implicaba buscar una bella mujer con la cual desposarse.

Cuando Tristán regresó a Cornualles, su tío había recibido mediante una paloma un mechón de pelo rubio e insistió en casarse con la dueña de ese hermoso cabello, quien era nada más y nada menos que Isolda la Blonda. Por lo tanto, envió a Tristán de nuevo a Irlanda para que buscara a la princesa y ganara su mano en nombre del rey de Cornualles. Tristán tuvo que luchar contra un terrible dragón que acechaba a los irlandeses, y con su victoria ganó la mano de Isolda, que ya la conocía con anterioridad.

En el viaje de regreso, ambos beben una pócima de amor que había preparado la madre de Isolda para su hija y el rey Marcos, es ahí donde Tristán e Isolda caen profundamente enamorados, y esa misma noche en el barco se entregaron el uno al otro.

Un amor prohibido

Al llegar a Cornualles, Isolda tuvo que casarse con el rey Marcos. Sin embargo, en su noche de bodas, Isolda no ocupó el lecho sino que mandó a su doncella a que, con el amparo de la oscuridad, se acostara con el rey Marcos. Eso se repitió las noches siguientes, durante mucho tiempo.

Mientras eso ocurría, Tristán e Isolda vivían apasionadamente su amor furtivo ocultándose de Marcos y de los demás en el reino. El que los apoyaba y ayudada en sus salidas ocultas era el escudero de Tristán.

Con el pasar de los días, Marcos se enteró de los rumores y comenzó a poner trampas a los amantes, pero ninguna dio efecto. Un día, el propio rey Marcos descubrió a Isolda y a su sobrino a solas en un jardín del palacio y los sentenció a muerte.

Cuando fueron llevados a juicio, Tristán logró escapar. Pero el rey Marcos, sediento de venganza, decidió enviar a Isolda con los leprosos para que la contagiaran, de esta manera su belleza sería carcomida. Cuando Isolda partió con los leprosos, se encontró a Tristán en el bosque y él la salvó. Ambos se fueron a vivir como fugitivos en el bosque, ahí vivieron en muy malas condiciones y pasaron muchísimos infortunios.

Tristán se casa con otra

El rey Marcos consiguió a su sobrino y a Isolda en medio del bosque, pero los halló separados (ellos no podían juntarse, el veneno del amor no los eximía del remordimiento, y aunque se desnudaran y se acercaran, nunca llegaron a tocarse). El rey Marcos pensó que la infidelidad era mentira, así que decidió perdonarlos a ambos y los llevó de regreso al palacio. Tristán, para no causarle más problemas a su amada, partió a Bretaña para casarse con otra mujer, pero jamás consumó el matrimonio.

Un trágico final

Un día, Tristán recibió una herida que, como siempre sucedía, se infectó. Él sabía que únicamente Isolda, su amada, podía salvarlo. Por lo tanto, envió a un barco para que la buscara, sin saber si vendría o no. Le dijo a su esposa que vigilara cuando llegara el barco, pero ella, llena de celos, le mintió a Tristán y le dijo que Isolda no había llegado.

Él murió con el corazón destrozado pensando que Isolda no había ido para salvarlo. Al enterarse de la muerte de Tristán, Isolda se afligió mucho y también murió. El rey Marcos los enterró juntos en Cornualles. Sobre la lápida de Tristán creció una viña, y sobre la lápida de Isolda creció un rosal. Al crecer, las plantas se entrelazaron como muestra de que ni la muerte podía romper el profundo amor que había entre estos amantes.

Versiones de la leyenda

Como mencioné anteriormente, esta historia tuvo muchísimas versiones, las cuales se pueden clasificar en dos variantes:

La versión Común

Está basada en la acción y en el conflicto. En esta versión, la poción del amor tiene una duración limitada de tres años, en la que Tristán e Isolda dejan de amarse y son conscientes del adulterio que han cometido. Fue la versión más aceptada en la Edad Media, puesto que este periodo estuvo marcado por la moral católica.

La versión Cortés

Se centra en el amor y en el viaje emocional de los personajes. Su nombre proviene del concepto de “amor cortés” originado en la Francia medieval, un amor que nunca muere, donde la mujer es vista como una musa de gran belleza que el hombre busca consentir y admirar. En esta versión, el efecto de la poción nunca terminó, más bien reafirmó el amor que Tristán e Isolda se tenían. Esta variante fue más bienvenida a partir del surgimiento del Renacimiento y el Romanticismo.

Legado de la leyenda

La historia ha sido llevada al teatro y al cine, tiene una película animada llamada Tristán e Isolda, y otra llamada Tristán + Isolde,  protagonizada por James Franco en el 2006.

La película del 2006 ha sido criticada por algunas personas debido a que difiere de sus versiones literarias. La trama no cuenta con los elementos mágicos (el dragón y la poción), sino que presenta un relato más real basándose en cómo hubiera sido la historia de estos amantes si en serio hubieran existido (dado que estamos hablando de una leyenda).

Sin embargo, otras personas han defendido esa película porque consideran que no le ha sido infiel a su naturaleza hablada. Es decir, hay tantas versiones, que una más (con elementos más reales) no le hace daño a la historia sino que le da mayor verosimilitud.

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Leyenda sioux. El amor, el individuo y la pareja

Unidos sin ataduras: La famosa leyenda sioux sobre las relaciones de pareja

“El amor, el individuo y la pareja” es uno de los relatos que forman parte del libro Cuentos y leyendas de los indios sioux, escrito por Zitkala-Ša, la primera india sioux educada en occidente. Esta leyenda sioux explica que el éxito de una pareja está en permanecer unidos sin ataduras, de manera que ambos puedan crecer el uno con el otro, sin perder su individualidad.

Los indios sioux son una tribu de indios americanos que habitan en Estados Unidos y en algunos territorios ubicados al sur de Canadá. La sabiduría de su cultura se ve reflejada en muchas de las historias narradas por Zitkala. El relato más conocido es el que nombré al principio, dedicado a las relaciones de pareja, el cual te compartiré en este post.

El secreto de una relación exitosa: Unidos sin ataduras

El amor, el individuo y la pareja. La famosa leyenda sioux

“Cuenta una vieja leyenda de los indios sioux que, una vez, hasta la tienda del viejo brujo de la tribu llegaron, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.

– Nos amamos -empezó el joven.

– Y nos vamos a casar -dijo ella.

– Y nos queremos tanto que tenemos miedo.

– Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán.

– Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos.

– Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.

– Por favor -repitieron-, ¿hay algo que podamos hacer?

 

El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.

 

– Hay algo… -dijo el viejo después de una larga pausa-. Pero no sé… es una tarea muy difícil y sacrificada.

– No importa -dijeron los dos.

– Lo que sea -ratificó Toro Bravo.

– Bien -dijo el brujo-, Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste?

La joven asintió en silencio.

– Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo-, deberás escalar la montaña del trueno y cuando llegues a la cima, encontrar la más brava de todas las águilas y solamente con tus manos y una red deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta… salgan ahora.

Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur… El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo los pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.

– ¿Volaban alto? -preguntó el brujo.

– Sí, sin dudas. Como lo pediste… ¿y ahora? -preguntó el joven- ¿Lo mataremos y beberemos el honor de su sangre?

– No -dijo el viejo.

– Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne -propuso la joven.

– No -repitió el viejo-. Hagan lo que les digo. Tomen las aves y atenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero… Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros.

El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.

– Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, “vuelen juntos pero jamás atados”.

Fuente: cantardebardo.wordpress.com

La importancia del espacio personal

Muchas veces olvidamos que una pareja está formada por dos individuos completamente diferentes. Es decir, cada uno a su manera tiene sus respectivos gustos. Por obvias razones, comparten algunos puntos de vista acerca del mundo y por eso están juntos. Lo importante es no alterar la personalidad del otro, pues no está en tus manos cambiar a esa persona. No puedes amoldarla de acuerdo con tus intereses, porque eso sería egoísmo.

A la vez, ninguno de los dos puede renunciar a su propio ser, no pueden ser esclavos el uno del otro porque eso no es amor. Lo que lograrán al encadenarse, será frustrar sus objetivos y metas. He ahí la enseñanza que nos muestra esta leyenda, pues algunas parejas están empeñadas en invadir el espacio del otro y la relación puede llegar a ser tóxica si no se establecen límites.

Hay mujeres que se olvidan a sí mismas y viven para complacer los deseos de sus novios o cónyuges, dejando su propio ser en un espacio reducido y enterrado en el olvido. Renuncian a sus sueños para hacer realidad los del otro. Lo mismo ocurre con algunos hombres. Una relación emocionalmente saludable sabe que las ataduras no llevan a nada bueno. Por eso es aconsejable que ambos miembros de la pareja se dediquen a realizar actividades por su cuenta, hobbies que tengan cada uno, de esta manera ninguno se eclipsará en los deseos del otro.

Nunca olvides que para alcanzar la verdadera felicidad al lado de tu pareja, ambos deben estar unidos sin ataduras.

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El mito de Psique y Eros

El mito de Psique y Eros: una historia de amor acerca de la confianza

El mito de Psique y Eros es una historia acerca de la importancia de la confianza en una relación. Antes de adentrarnos en ella, recordemos que Eros es el dios griego del amor y su equivalente romano era Cupido. El origen de este dios tiene muchas versiones contradictorias. Según algunas leyendas, Eros fue otro de los hijos de Afrodita. Sin embargo, Hesíodo cuenta que Eros era una fuerza primordial en la creación, que estaba presente antes de los titanes y los dioses del Olimpo.

Siguiendo la versión de Hesíodo, Eros -dios alado del amor- era el cuarto dios en existir junto con Caos, Gea y Tártaro. Al mismo tiempo, en la Teogonía de Hesíodo, Eros nació con Afrodita y fue él quien la acompañó cuando ésta surgió del mar.

Por otro lado, el filósofo Aristófanes describe el nacimiento de Eros de la siguiente manera:

“En el principio sólo existían el Caos y la Noche, el negro Erebo y el profundo Tártaro; la tierra, el Aire y el Cielo no habían nacido todavía; al fin, la Noche de negras alas puso en el seno infinito del Erebo un huevo sin germen, del cual, tras el proceso de largos siglos, nació el apetecido Amor con alas de oro resplandeciente, y rápido como el torbellino. El Amor, uniéndose en los abismos del Tártaro al Caos alado y tenebroso, engendró nuestra raza, la primera que nació a la luz”.

Los griegos representaban habitualmente a Eros como un joven viril. Con el tiempo fue reducido hasta ser representado hoy día como un bebé en pañales con un arco y un carcaj con flechas, conocido como Cupido.

Hijo o no de Afrodita, lo cierto es que Eros trabajaba junto a ella y ambos se ocupaban de los asuntos concernientes al amor y la pasión.

 

El mito de Psique y Eros

Eros se enamora de Psique

Hablar sobre el mito de Eros y Psique es referirnos al amor entre un dios y una mortal. Digamos que la relación era un tanto “imposible”. La historia cuenta la lucha por el amor y la carencia de confianza en su relación.

Psique tenía la desgracia de ser tan bella, que los hombres la llamaban “una segunda Afrodita”, la adoraban y le brindaban reverencia que debían ser para la diosa. Por tal motivo, Afrodita celosa se ofendió y tomó represalias contra ella.

Cuando Afrodita se enfadó con Psique, pidió a Eros que usara sus flechas doradas para hacer que Psique se enamorase del “más vil de los hombres”, el más feo, el más miserable. Eros accedió, pero accidentalmente se flechó él mismo y terminó enamorándose de la mortal.

Los padres de Psique consultan el oráculo

Mientras eso ocurría, Psique -a pesar de ser una mujer que gozaba de extrema belleza- seguía soltera y sus padres estaban preocupados. Ellos decidieron consultar el oráculo, el cual les dijo que su hija no estaba destinada a un amante mortal, sino a una criatura temible que vivía en la cima de una montaña. El propio Eros había preparado el oráculo para que dijera esa información. Psique se resignó a su destino y decidió subir la montaña. En ese momento, Céfiro -el viento del oeste- la bajó flotando hasta una cueva llena de joyas.

Psique se sorprendió por el detalle de los ornamentos dentro de lo que sería su “nido de amor”. Eros la visitaba todas las noches para hacer el amor apasionadamente. Sin embargo, ella nunca lo había visto. Por obvias razones, Eros quería mantener su identidad oculta. Lo único que él le pidió a su amada fue que nunca encendiera ninguna luz, pues no quería que supiese que era un dios y sus alas lo delatarían.

Psique traiciona la confianza de Eros

Las dos hermanas de Psique estaban celosas y le dijeron a su hermana que su amante era un monstruo y debía clavarle una daga antes de que la matara. Psique se dejó manipular por el miedo y la cizaña de sus hermanas, tanto que decidió asesinar a su amado. Así que al llegar a la cueva, encendió una lámpara de aceite y al instante se dio cuenta que su amado era Eros, el mismísimo dios del amor. Una gota de aceite cayó en el hombro del dios y éste se despertó. Psique dejó caer la daga, presa de la vergüenza por haber traicionado su confianza. Eros huyó diciendo: “¡El amor no puede vivir donde no hay confianza!”.

Psique contó lo sucedido a sus hermanas y ellas se regocijaron en secreto. Eran tan maliciosas que cada una visitó por separado la cueva en la montaña donde vivían Eros y Psique, esperando que el dios del amor las prefiriera a ellas. Sin embargo, Eros estaba muy desdichado y con el corazón roto, por lo que ambas murieron al caer a la base de la montaña.

Psique emprende la búsqueda para recuperar a su amante

Psique se da cuenta de que para poder recuperar a su amado debe someterse a una Afrodita enojada, pero no le importa y se presenta personalmente ante la diosa. Afrodita, consciente de su amargura hacia la mujer, le encomienda una serie de tareas difíciles e imposibles de realizar por una simple mortal.

La primera tarea consistía en seleccionar semillas. Afrodita condujo a Psique a una habitación llena de un montón de semillas mezcladas entre sí -trigo, cebada, amapola, mijo, lentejas, garbanzos y habas-. Psique debía clasificarlas antes del atardecer, cada una en su propio montón. La tarea parecía ciertamente imposible, pero una multitud de hormigas acuden en su ayuda agrupando cada clase de semilla, grano por grano, en su propio montón.

La segunda tarea se trataba de conseguir lana de oro. Afrodita ordenó a Psique que adquiriera algunas vedijas de lana de oro de los terribles carneros del sol, los cuales eran unos animales muy agresivos con cuernos enormes que matarían a la mujer en seco con solo acercárseles. Sin embargo, Psique volvió a salir airosa gracias a que unos juncos verdes le aconsejaron que esperara hasta la puesta de sol, cuando los carneros se dispersaran para descansar, así podría escoger mechones de lana de oro de las zarzas donde los carneros se habían restregado.

La tercera tarea consistía en llenar el frasco de cristal. Afrodita le entregó un pequeño frasco de cristal a Psique y le dijo que debía llenarlo con agua del río prohibido, el cual caía en cascada desde una manantial ubicado en la cima de la montaña más alta hasta la más profunda sima del mundo subterráneo. La tarea parece imposible, pero un águila la ayudó.

Para su cuarta y última tarea, Afrodita ordenó a Psique que descendiera al inframundo con una pequeña caja para que Perséfone la llenara con ungüento de la belleza. Psique consideró que el camino más corto para llegar al inframundo era muriéndose. Sin embargo, una torre clarividente la aconsejó con otro método para llegar al mundo subterráneo sin necesidad de morir. De esta manera, Psique superó todas las pruebas asignadas por Afrodita.

Sin embargo, cuando Psique abandonó el inframundo, decidió abrir la caja y tomar un poco del ungüento de la belleza para usarla en ella misma, porque consideraba que de esa manera Eros volvería junto a ella. Pero dentro de la caja se hallaba un “sueño estigio” que la sorprendió y la durmió sin posibilidad de despertarse.

Eros la amaba demasiado y la perdonó, voló hasta su cuerpo dormido y limpió el sueño de sus ojos, le suplicó a Afrodita que la hiciera inmortal y que le concediera el permiso de casarse con ella. La diosa cedió y le otorgó alas a Psique, haciéndola inmortal. Psique y Eros se casaron. Tuvieron un hijo llamado Hedoné (Voluptas, en la mitología romana), dios del placer.

De esta manera, Psique se convirtió en la deidad del alma humana, era representada como una diosa con alas de mariposa. De hecho, la palabra griega psique significa «alma, espíritu, aliento, vida o fuerza animadora”.

 

La importancia de la confianza en las relaciones

Como te habrás dado cuenta, el mito de Eros y Psique es perfecto para explicar la importancia de la confianza hacia la persona amada. Psique cayó en el error de dejarse llevar por los perniciosos consejos de sus envidiosas hermanas sin importarle el amor que sentía hacia su amante. Sin embargo, no hay que olvidar que hasta el mismo Eros no fue sincero con su mujer, pues le ocultó su identidad. Ambos, Eros y Psique, cometieron un grave error al no confiar el uno al otro.

Por más que haya amor entre ambas partes en una relación, la confianza es el más valioso pilar que le da soporte a ese sentimiento. Sin ella, el amor no puede vivir, tal como le dijo Eros a Psique luego de haberse enterado de su traición.

Sin embargo, Psique se arrepintió e hizo literalmente hasta lo imposible para recuperar el amor de Eros. Por su parte, el dios también la perdonó y ambos pudieron estar juntos. El arrepentimiento y el perdón son las dos cosas que permiten que una relación facturada vuelva a reconstruirse. Pero tanto el que se arrepiente como el que perdona deben hacerlo con el corazón y sin caer en el rencor.

 

Bibliografía:

Shinoda Bolen, J. (2010). Las diosas de cada mujer. Barcelona, Editorial Kairós.

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Diosa del amor Afrodita

La diosa del amor y de la belleza: Afrodita

En el libro Las diosas de cada mujer, escrito por la psicóloga Jean Shinoda Bolen, se desarrolla una psicología femenina basada en la perspectiva jungiana, la cual explica que las mujeres están influidas por numerosas fuerzas internas, o arquetipos, que pueden ser personificadas por las diosas griegas. En este sentido, las diosas se clasifican en tres grupos: las vírgenes, que representan la independencia y autosuficiencia en las mujeres; las vulnerables, que están más orientadas hacia las relaciones de pareja; y las alquímicas, que son una mezcla de los otros dos grupos. Afrodita, la diosa del amor y de la belleza,  es una diosa alquímica, mantuvo su autonomía como diosa virgen y tuvo relaciones -muchas- como diosa vulnerable.

Afrodita (Venus romana) era la más bella e irresistible de las diosas. Tuvo muchas aventuras y numerosa descendencia de sus numerosas relaciones. Creaba amor y belleza, atracción erótica, sensualidad, sexualidad y nueva vida. Entablaba relaciones con decisión propia y nunca fue victimizada. Las mujeres guiadas por el arquetipo de Afrodita, persiguen intensamente las relaciones más que la permanencia, valoran el proceso creativo, están abiertas a cambiar y suelen ser promiscuas.

La relación entre la mitología griega y la psicología femenina ayuda a explicar las personalidades de muchas mujeres. Aprender acerca de Afrodita es aprender del amor y de las mujeres al mismo tiempo. Todas, en algún momento de nuestras vidas -o siempre- podríamos estar influenciadas por el arquetipo de esta diosa. Continúa leyendo y entérate más acerca de Afrodita, sus características y lo que ella implica en el tema del amor y la sexualidad.

Afrodita, diosa del amor. Mujer creativa y amante

Nacimiento

Existen dos historias muy diferentes acerca del origen de Afrodita. La primera versión es de Homero, y cuenta que Afrodita nació de manera convencional, hija de Zeus y Dione (la ninfa del mar).

La segunda versión y la más aceptada es la de Hesíodo, y cuenta que Afrodita nació como consecuencia de una acción brutal. Cronos tomó una hoz, cortó los genitales de su padre Urano, y los arrojó al mar. El semen y la sangre de Urano se mezclaron con la espuma del mar, de donde nació Afrodita, que emergió de esta concepción oceánica como una diosa adulta, con sus formas físicas maduras. Por lo tanto, no tuvo niñez.

De hecho, su propio nombre Afrodita, avala esta última versión de su nacimiento. El término griego aphrós, significa espuma, y esto consolida la creencia de que Afrodita nació del mar.

Relaciones y descendencia

Se dice que Afrodita desembarcó primero en la isla de Citeres o Chipre. Después, acompañada por Eros (Amor) e Himeros (Deseo), fue escoltada ante la asamblea de los dioses y recibida como una de ellos.

Muchos de los dioses, fascinados por su belleza, pidieron su mano en matrimonio. A diferencia de otras diosas que no habían escogido a sus amantes, Afrodita fue libre de escoger. Eligió a Hefestos, el dios cojo de los artesanos, del fuego y la forja. Pero Afrodita lo engañó frecuentemente manteniendo relaciones con otros.

Estuvo sentimentalmente unida a Ares, dios de la guerra, con el que mantuvo una larga relación y con el que tuvo una hija, Harmonía (Armonía), y dos hijos, Deimos (Terror) y Fobos (Miedo), que acompañaban a sus padres en las batallas. He ahí por qué el miedo y el terror son los sentimientos que más se viven durante las guerras.  Afrodita y Ares representan la unión de las dos pasiones más incontrolables: el amor y la guerra, que, en perfecto equilibrio, podían producir la Armonía.

También tuvo otro amante, Hermes, el mensajero de los dioses, el que guiaba a las almas al mundo subterráneo, dios de la comunicación, inventor de los instrumentos musicales y el embustero del Olimpo. Con él, Afrodita tuvo un hijo, Hermafrodito, que heredó la belleza de ambos padres, llevaba el nombre de ambos, y tenía las características sexuales de los dos. Hermafrodito es un dios bisexual, por lo tanto representa al bisexualismo.

Algunas leyendas dicen que Eros también es hijo de Afrodita. Sin embargo, si aceptamos la versión de Hesíodo, cuando Afrodita nació, Eros la acompañó hasta la asamblea de los dioses, así que partiendo de allí es poco probable que sea su hijo.

Afrodita también tuvo relaciones amorosas con hombres mortales. Cuando ella vio a Aquinses (un mortal con “cuerpo muy similar al de un dios”, según Homero) quedó fascinada. Se hizo pasar por una bella doncella, le sedujo y agitó la pasión de él con sus palabras. Cuando se quedó dormido, ella se despojó de su disfraz de mortal y lo despertó. Le reveló que iba a concebir al hijo de ambos, Eneas, y le advirtió que no le dijera a nadie que ella era la madre de su hijo. Aquinses no cumplió y se vanaglorió de su aventura con Afrodita, por lo que fue golpeado por un rayo que le dejó lisiado.

Otro amante mortal famoso fue Adonis, un joven apuesto y cazador. Afrodita le dijo que se alejara de los animales feroces, pero la tentación pudo más que él y murió despedazado por un oso. Tras su muerte, se permitió a Adonis volver a Afrodita desde el mundo subterráneo durante una parte del año. Su retorno anual a Afrodita simbolizaba la vuelta de la fertilidad.

Afrodita y los mortales

Afrodita ayudó a muchos hombres que le imploraban ayuda. Respondió a las oraciones de Hipómenes en la víspera de su carrera con Atalanta. Le dio tres manzanas de oro y le aconsejó cómo utilizarlas, lo cual salvó su vida y le ayudó a conseguir la esposa a la que amaba.

Afrodita también ayudó a Pigmalión. Él era un escultor que esculpió una estatua de marfil de la mujer ideal, y cuanto más la miraba, más se enamoraba de su propia creación. En un festival en honor a Afrodita, Pigmalión le rogó que le otorgase una esposa similar a su estatua. La respuesta de Afrodita a sus plegarias fue Galatea, con la cual se casó.

Las mujeres guiadas por el arquetipo de Afrodita

Ahora que conoces más de Afrodita, puedes darte una idea de que su arquetipo rige la belleza, la sexualidad y la sensualidad de las mujeres.

La amante

Cualquier mujer que se enamora de alguien que, a su vez, está enamorado de ella, es en ese momento una personificación del arquetipo de Afrodita. Se siente atractiva y sensual. Si alguna vez te has enamorado y tu amor es correspondido, entonces has experimentado a Afrodita.

Para las culturas patriarcales como la judeocristiana y la musulmana, ven a la mujer que encarna a Afrodita como una tentadora o una prostituta. Las mujeres tipo Afrodita pueden ser condenadas por la “moral” de la sociedad.

Enamorarse

Cuando dos personas se enamoran, cada una se siente arrastrada hacia la belleza del otro. Ambas se sienten bellas y especiales. Agudizan sus sentidos y oyen la música con más claridad, las fragancias suelen distinguirse mejor, se acrecienta el gusto y el tacto del amante.

Sin embargo, cuando una persona se enamora de alguien que no devuelve ese amor, se siente poseída por un cruel deseo y por anhelos frustrados. Una y otra vez se siente atraída hacia la persona amada y una y otra vez es rechazada. La intensidad -que es maravillosa cuando el amor es correspondido- en este caso, por el contrario, intensifica el dolor.

Instinto de procreación

Afrodita representa el impulso de asegurar la continuación de la especie, y puede convertir a una mujer en un recipiente de procreación si no practica el control de calidad. Afrodita tiene bebés a causa del deseo por un hombre, no porque realmente quiera ser madre. Ella susurra no utilizar ningún método anticonceptivo porque podría desvirtuar la pasión del momento. Por lo tanto, hacerle caso, aumenta el riesgo de un embarazo no deseado.

Todos esos embarazos de adolescentes son producto de muchachas que no controlaron su deseo y se dejaron llevar ciegamente por los impulsos de la Afrodita que llevan dentro.

Creatividad

Afrodita constituye una tremenda fuerza para el cambio. A través de ella fluye la atracción, la unión, la fertilización, la incubación y el nacimiento de una nueva vida, o de nuevas ideas. El trabajo creativo surge de una implicación intensa y apasionada: casi como con un amante, la artista interactúa con “lo otro” para crear el ser de algo nuevo.

La creatividad también es un proceso “sensual” para muchas personas; es una experiencia sensorial del momento que abarca el tacto, el sonido, las imágenes, el movimiento y, a veces, incluso el olfato y el gusto. Afrodita, como fuerza creativa, puede implicar a la mujer en un intenso esfuerzo creativo tras otro. Cuando finaliza un proyecto, surge otra posibilidad que le fascina.

Eres Afrodita cuando estás creando nuevas ideas, cuando trabajas en una imagen visual, como en la fotografía; cuando trabajas en una frase verbal, como en un texto, alguna novela, reportaje, crónica u otro artículo; cuando te mueves porque practicas danza. En todos esos procesos creativos, eres Afrodita.

No se trata de la apariencia sino del atractivo

No eres Afrodita por tu físico sino por tu “carisma”. Cuando Afrodita forma parte activa de una mujer “corriente”, ésta no atrae a los hombres desde el otro lado de un salón. Sin embargo, quienes se acercan la encuentran encantadora y cautivadora. Muchas mujeres con aspecto más bien ordinario con cualidades de Afrodita atraen a los demás con la calidez de sus personalidades y su sensualidad natural y espontánea.

Cuando otras mujeres físicamente más guapas notan esto, comienzan a preguntar “¿Qué tiene ella que no tenga yo?”, bueno, la respuesta es que ella tiene a Afrodita.

Hombres, víctimas del amor

Los hombres pueden convertirse en víctimas cuando una mujer Afrodita les quiere y les abandona. Ella se enamora muy fácilmente, cada vez sinceramente convencida de que ha encontrado al hombre perfecto. En el momento mágico, él puede sentirse como un dios enamorado de una diosa, hasta que es abandonado y reemplazado. Como consecuencia, ella deja tras de sí una serie de hombres heridos, rechazados, deprimidos o enfadados que se sienten utilizados y desechados.

Una mujer afrodita puede acabar con este patrón de comportamiento aprendiendo a amar a alguien con todas sus imperfecciones. Somos afroditas cuando idealizamos a nuestra pareja y luego nos decepcionamos por sus defectos.

Una mujer afrodita, debido a su manera cálida y atenta de relacionarse puede ser tergiversada por hombres que, erróneamente, presuponen que ella está especialmente interesada o atraída sexualmente por ellos. Cuando ella los rechaza, puede que la consideren como una rompecorazones o una mujer provocativa, y se lo reprochen.

Al mismo tiempo, una mujer afrodita puede llevarse tanto por sus impulsos que por eso termina escogiendo hombres poco adecuados para ella.

Afrodita y su relación con las otras mujeres

Una mujer Afrodita, cuanto menos consciente es o menos se responsabiliza del efecto que produce en los hombres, más puede ser un elemento perturbador. Por ejemplo, puede que vaya a una fiesta y entable conversaciones con carga erótica con los hombres más interesantes de la misma. De esta manera, estimula los celos, los sentimientos de inadecuación y el miedo a la pérdida en muchas mujeres que ven cómo sus hombres reaccionan ante ella cada vez más animados.

Cuando las mujeres se enfadan con la mujer Afrodita, ésta suele quedar sorprendida. Es raro que soporte la mala voluntad de las mujeres, y como no es posesiva ni celosa, suele tener dificultades en imaginar la causa de la hostilidad que produce.

Por otro lado, una mujer Afrodita lesbiana se diferencia de una heterosexual solo en su preferencia sexual. Queriendo experimentar “todo lo que la vida puede ofrecer” suele tener relaciones con hombres y mujeres.

Como te habrás dado cuenta, gracias a la mitología griega podemos aprender demasiado acerca de la vida. Y tú, ¿eres Afrodita? ¿Cuántas veces has experimentado las cualidades de esta diosa? Recuerda que donde hay amor y creatividad, ahí está Afrodita.

Fuente: Shinoda Bolen, J. (2010). Las diosas de cada mujer. Barcelona, Editorial Kairós.

 

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Lo que hay detrás del mito de la media naranja

 

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Lo que hay detrás del mito de la media naranja

Seguro que algún momento de tu vida te has preguntado “¿cuándo conseguiré a mi media naranja?”, o te lo han preguntado, o lo has escuchado de otras personas, o en alguna película, o capaz en algunas canciones. Lo cierto es que eso de “la media naranja” es muy común para referirse a lo que llaman el “verdadero amor”. De hecho, muchas personas viven únicamente para conseguir a esa otra mitad, a la famosísima y más buscada media naranja.

¿Pero alguna vez te has detenido a preguntarte de dónde proviene eso? Las personas estamos acostumbradas a repetir cosas sin tener la menor idea de su significado o de su origen. Pues en este post te comentaré de qué va ese mito de la media naranja y te diré que no es muy alentador.

 

Platón y la media naranja…

 

Cuando hablamos de la media naranja nos referimos –lo sepas o no– a la obra “El Banquete”, escrita por Platón. Él fue un filósofo griego idealista, opinaba que todo lo que pertenece al mundo de los sentidos –lo que se puede tocar y sentir– se desgasta con el tiempo. Para Platón, lo verdaderamente eterno e inmutable son los modelos espirituales o abstractos; es decir, las ideas. La idea de un caballo es más perfecta que el caballo en sí mismo. Así pensaba Platón.

La obra “El Banquete” (escrita en algún momento entre el 380 y el 370 a.C.) es, básicamente, un diálogo donde interactúan un grupo de amigos: Aristófanes, Sócrates, Agatón, Apolodoro, Erixímaco, Pausanias, Diotima y Alcibíades (hay testimonios acerca de la existencia real de estos personajes que, de alguna manera, hicieron vida al lado de Platón). Todos ellos se reúnen para comer, beber vino y hablar acerca del amor.

Es bien sabido que a los griegos les encantaba aprender mediante la dialéctica, es decir, a través del diálogo abierto sobre determinado tema. Eso hacían estos amigos en el mitin de El Banquete. Cada uno exponía sus consideraciones –el tema a tratar era, precisamente, el amor–, bajo las inteligentes y sarcásticas intervenciones de Sócrates.

Cuando le tocó el turno a Aristófanes (él era algo así como el tipo simpático del encuentro, el de los chistes, el amigo que te hace reír), se inventó un mito sobre el origen del amor. Cabe destacar que ni el mismo Aristófanes se creía el mito, simplemente se le ocurrió en el momento y hasta él mismo se reía del asunto.

Aristófanes explicaba que, en el inicio, “todos los hombres tenían formas redondas, la espalda y los costados colocados en círculo, cuatro brazos, cuatro piernas, dos fisonomías unidas a un cuello circular y perfectamente semejantes, una sola cabeza, que reunía estos dos semblantes opuestos entre sí, dos orejas, dos órganos de la generación, y todo lo demás en esta misma proporción».

Dichas esferas podían ser de tres sexos cada una: masculino (descendiente del sol), femenino (descendiente de la Tierra) y andrógino (descendiente de la luna). Cada pelota era perfecta y simétrica, con dos rostros en una misma cabeza que miraban en dirección opuesta. Nos movíamos girando sobre nosotros mismos, felices, completos, realizados. Si éramos de sexo masculino, teníamos dos penes; si éramos mujeres, teníamos dos vulvas; si éramos andróginos, teníamos un pene y una vulva.

Las esferas –o sea, nosotros los humanos– se volvieron arrogantes porque notaron que eran fuertes y vigorosas. Entonces decidieron escalar el cielo y rebelarse contra los dioses –típico–. Obvio, estas pelotitas fracasaron en el intento y, por supuesto, Zeus las castigó. Como Zeus no quería acabar con las esferas, se le ocurrió una forma de reprenderlas para aminorar sus fuerzas: separarlas en dos, “sexarlas”, cortarlas a la mitad, de manera que pudieran girar sus cabezas para que vieran el corte (se supone que el ombligo es la cicatriz que quedó en el cuerpo del ser humano, después de haber sido desprendido de su otra mitad). Como verán,  tal parece que la soberbia siempre ha sido la condena del hombre.

El verdadero problema apareció cuando, después de haber ocurrido la división, “cada mitad hacía esfuerzos para encontrar la otra mitad de que había sido separada; y cuando se encontraban ambas, se abrazaban y se unían, llevadas del deseo de entrar en su antigua unidad, con ardor tal que, abrazadas, perecían de hambre e inacción, no queriendo hacer nada la una sin la otra».

¿Alentador? Para nada. Eso de encontrarse y morir de hambre por no querer moverse ni un segundo para no volver a separarse, me parece totalmente aterrador. Es como las personas que dicen querer un amor a lo Romeo y Julieta, ¿acaso olvidan que ambos seres terminaron muertos? “Morir” de amor, no me parece que ilustre correctamente lo que este sentimiento tan profundo significa.

Ahora, analizando el asunto de los sexos de las esferas, en este mito podría hallarse el origen de las diferentes tendencias sexuales: homosexualidad y heterosexualidad. Los homosexuales son las esferas que eran completamente hombres o completamente mujeres. Los heterosexuales, en este caso, serían las esferas andróginas.

Sin embargo, no olvidemos que el mito realmente fue un chiste que contó Aristófanes. Vamos, que el hombre no hablaba en serio. Además, nunca se hizo referencia a que la esfera haya sido una naranja.

He ahí la respuesta de por qué creer en la “media naranja”, es totalmente absurdo y te hace quedar como una tonto o un tonto. Oops!

 

Hora de abrir los ojos…

Si el hecho de que el mito es una completa mentira y que fue un chiste que Aristófanes comentó para hacer reír a sus compañeros, todavía no te convence demasiado y aun piensas que lo de la “media naranja” es muy romántico, pues mira lo que implica creer en ello:

Dependencia

Al pensar que únicamente con tu media naranja hallarás felicidad, nunca podrás vivir en paz. Recapacita, no necesitas que nadie te complete.

Idealización

Nunca verás a tu pareja como realmente es porque le atribuyes características perfectas, y nadie es perfecto, ni tú lo eres. Con esta actitud le haces daño a ambos de ustedes, porque esa persona nunca podrá cumplir con todas tus expectativas y nunca se va a sentir suficiente para ti. Cuando la etapa de “enamoramiento” va menguando y vas viendo los defectos de tu pareja, es cuando realmente se sabrá si podrás pasar toda tu vida con esa persona. El amor es aceptar al otro con sus defectos y sus virtudes.

Pensar que tu pareja a juro debe tener gustos idénticos a los tuyos

La idea de la media naranja nos ha hecho pensar que la otra persona que nos complemente es igual a nosotros y tiene nuestros mismos gustos. Pues olvídalo, cada cabeza es un mundo y nadie es igual que nadie. Cada individuo es único e irrepetible. Siempre habrá diferencias. Una relación sana que se basa en el respeto y la comunicación sabe manejar esas diferencias y convivir con ellas.

Tendencia a juntarse con la persona equivocada

La búsqueda incansable de la media naranja podría hacer que te juntes con personas tóxicas solo por el hecho de que, en algún punto, sus gustos coinciden con los tuyos, o simplemente porque te dejas llevar por su belleza física. ¿Resultado? Una vida miserable al lado de una persona que no te respeta.

Por supuesto, este mito seguirá calando hondo en la sociedad mientras los medios de comunicación lo sigan fomentando. No nos engañemos, esa creencia vende mucho en las novelas, en las películas, en las series. Incluso hay canciones que insisten en “sin ti no vivo”, “sin ti me falta todo”, y son letras comerciales porque gustan a la gente.

Claro, hay excepciones, últimamente los programas de la industria del entretenimiento se han ido adaptando a los intereses de la sociedad, donde los patrones retrógrados se están rompiendo. Por ejemplo, las nuevas princesas de Disney son autosuficientes, las vemos en películas como Mérida, Frozen, etc. DC también apodera a la mujer con Wonderwoman, y así vamos con otras producciones. Digamos que la nueva generación de niñas está creciendo con distintas influencias. Sin embargo, es un adelanto que va a paso de tortuga. Todavía las películas románticas basadas en el mito de la media naranja siguen dando rienda suelta a los intereses del público.

No olvides que el mito de la media naranja termina con las esferitas abrazadas y muriéndose de hambre. Imagínalo por un segundo, ¿de verdad quieres una relación así? Mejor piensa que eres una naranja completa, y tu pareja también es otra naranja completa, y ambas están unidas a una rama fuerte que representa la confianza, el respeto y la comunicación. Así debería ser tu relación. Dos frutos completos que al trabajar en equipo hacen el mejor jugo, muy concentrado y con un néctar muy dulce.

 

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Leyenda japonesa: El hilo rojo del destino

¿Alguna vez te has detenido a pensar en el destino? ¿Te has preguntado si, en efecto, hay alguien especial para ti a quien estás inevitablemente atada o atado? Lo que los occidentales nombran como “almas gemelas”, los orientales lo inmortalizaron con una hermosa leyenda, la del hilo rojo del destino, presente en las mitologías china y japonesa. De acuerdo con esta leyenda, dos personas están destinadas a encontrarse y amarse, no importa cuándo ni en dónde, no importa si están separadas por millones de kilómetros. Aunque sea el mismísimo fin del mundo, estas dos personas harán un camino para conseguirse y no soltarse.

“Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper”, dice la leyenda. Dicho hilo rojo está atado al dedo meñique de las personas. Esta creencia nació gracias a un descubrimiento médico donde se demostró que la arteria ulnar conecta el meñique con el corazón. De esta manera, el hilo comienza desde el corazón de una persona, pasa por el brazo, llega al meñique, se extiende de forma invisible, conecta con el meñique de la otra persona –con la que inexorablemente está destinada a encontrarse–, recorre su brazo y, finalmente, llega a su corazón. Nadie puede zafarse de esta unión.

Que el hilo rojo conecte los meñiques con los corazones simboliza el interés compartido y la unión de los sentimientos. Ese no sé qué que se siente al conocer a alguien, esa química inevitable, ese deseo de estar con cierta persona, esa vaga sensación de conocerse desde hace mucho tiempo aunque nunca se hayan visto, ese es el hilo rojo del destino. Es un lazo afectivo que ata a las personas, desde su nacimiento, con una poderosa energía, con un magnetismo que no se rompe.

 

Historia del hilo rojo del destino

 

Hay dos variantes de esta leyenda, la china y la japonesa.

La versión china cuenta que un anciano milenario, que vive en la luna, sale cada noche a buscar las almas que habitan en la Tierra. Cuando ve dos almas parecidas y hechas la una para la otra, el anciano las une con un hilo rojo para que no se pierdan y para que en algún momento puedan encontrarse.

Sin embargo, la versión más popular es la japonesa, y se les recita a los niños en casi todos los hogares de Japón:

“Hace mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos.

Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza. Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente…

Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente”.

De acuerdo con esta leyenda, nadie puede escapar de su destino y es imposible alterarlo. Ni el capricho del emperador pudo evitar que, en el futuro, se casara con la niña que hizo caer. No pudo boicotear lo que estaba destinado para él.

El hilo rojo del destino, “Unmei no akai ito” en japonés, indica que no hay nada al azar ni de la suerte, y que no tenemos todo el control sobre nuestra vida.

¿Sabías que…?

Esta leyenda siempre ha sido muy importante y reconocida en Japón. Tanto así que, durante el periodo Edo japonés (entre los años 1603 y 1868), algunas mujeres se amputaban el dedo meñique para demostrar amor eterno y devoción a sus maridos… What the hell? Vamos, esto es demasiado extremista y descabellado. Gracias al cielo que, en la actualidad, este tipo de “demostraciones de amor” ya no existen.

Aquí te va otro dato curioso. ¿Has hecho alguna vez la “pinky promise”? ¿La promesa sellada con el cruce de tu meñique y el de alguien más? Bueno, los japoneses suelen hacer promesas de esta manera. Por supuesto, proviene de la leyenda del hilo rojo del destino. Se supone que este tipo de promesas deberían ser inquebrantables, puesto que la estás haciendo con el corazón.

También, entre la comunidad de padres que adoptantes en Japón, la leyenda del hilo rojo hace parte de toda la mecánica de interacción, pues se supone que, en estos casos, el vínculo entre los padres y los niños adoptados está igualmente atado con un lazo afectivo. Debido a que las esperas de este tipo de trámites suelen ser muy largas, la leyenda fortalece mucho más la unión entre padres e hijos.

 

La leyenda del hilo rojo y las relaciones afectivas

Esta creencia japonesa no se limita a las parejas ni a una sola persona a la que estemos destinadas a conocer. ¿Acaso no has sentido una conexión especial con tu mejor amiga o tu mejor amigo? O con tus padres o hermanos, de hecho. Pues la leyenda del hilo rojo del destino se trata de una ramificación arterial que inicia en tu dedo meñique y se enlaza con muchas personas que llegarán a tu vida y con las cuales construirás una relación particular. Son esas personas que, aunque no quieras, tienen que aparecer porque te enseñarán algo importante para las experiencias que irás acumulando en tu viaje terrenal y espiritual. Incluso, si en tu memoria guardas el grato recuerdo de algún profesor o profesora de tu infancia –o de cualquier momento de tu vida– que fue una figura importante para tu crecimiento y desarrollo personal, quiere decir que estaban unidos con el hilo rojo.

En este caso, estás atado a muchos hilos rojos con muchísimas personas que aparecieron, están o irán apareciendo paulatinamente en tu vida. No ocurre por casualidad ni por juegos de azar, son personas autorizadas por el destino y que te enseñarán algún tipo de lección. Sean experiencias buenas o malas, de todas aprenderás. Es lo que ayuda a evolucionar nuestra sabiduría. Por supuesto, en cuestiones de pareja, se supone que solamente estás atada o atado a una persona que será el verdadero amor de tu vida. Las otras relaciones que puedas tener aparte de esa, existen solo para prepararte y enseñarte lo que necesites aprender acerca del amor.

 

¿Cómo reconocer al hilo rojo del destino?

Nunca lo vas a ver, pero sí lo sentirás. Lo sabrás porque al hablar por primera vez con esa persona te dará una sensación de haberla conocido anteriormente.

En cuestiones de pareja, cuando sientes paz con una relación, cuando sientes que amas verdaderamente, cuando das todo sin esperar nada a cambio pero, aun así, esa persona te lo retribuye porque le nace del corazón, cuando pasan muchos años juntos y la “llama” todavía no se ha apagado, cuando se dan mutuo apoyo y siempre son dulces el uno al otro: ese es el hilo rojo del destino. Esto no quiere decir que nunca vayan a tener una discusión, pues toda relación sana tiene discusiones de vez en cuando, la clave está en que, cuando discuten, lo arreglan inmediatamente, comunicándose y sin hacerse daño el uno al otro. Recuerda que el hilo puede tensarse, pero siempre está ahí y siempre vuelve a su estado pacífico.

Ahora, bájate de la nube si piensas que esa persona que te causa dolores de cabeza, que no te respeta y que no te valora, es tu hilo rojo del verdadero amor porque definitivamente no lo es. Por cierto, la leyenda no tiene nada que ver con caras bonitas y otros tipos de superficialidades, tampoco creas que porque te encanta y te encaprichas con la belleza física de esa persona, quiere decir que sea tu gran amor atado al hilo rojo. Eso no va.

Esta leyenda oriental, como te lo mencionaba al principio, tiene una variante occidental: las almas gemelas. Con respecto a eso, el Dr. Brian Weiss (psiquiatra), escribió un libro que habla mucho acerca del tema y la reencarnación: Lazos de amor. Te comparto un extracto del texto:

Hay alguien especial para cada uno de nosotros. A menudo, nos están destinados dos, tres y hasta cuatro seres. Pertenecen a distintas generaciones y viajan a través de los mares, del tiempo y de las inmensidades celestiales para encontrarse de nuevo con nosotros. Proceden del otro lado, del cielo. Su aspecto es diferente, pero nuestro corazón los reconoce, porque los ha amado en los desiertos de Egipto iluminados por la luna y en las antiguas llanuras de Mongolia. Con ellos hemos cabalgado en remotos ejércitos de guerreros y convivido en las cuevas cubiertas de arena de la Antigüedad. Estamos unidos a ellos por los vínculos de la eternidad y nunca nos abandonarán.

Es posible que nuestra mente diga: “Yo no te conozco”. Pero el corazón sí le conoce.

Él o ella nos cogen de la mano por primera vez y el recuerdo de ese contacto trasciende el tiempo y sacude cada uno de los átomos de nuestro ser. Nos miran a los ojos y vemos a un alma gemela a través de los siglos. El corazón nos da un vuelco, se nos pone la piel de gallina. En ese momento todo lo demás pierde importancia.

Puede que no nos reconozcan a pesar de que finalmente nos hayamos encontrado otra vez, aunque nosotros sí sepamos quiénes son. Sentimos el vínculo que nos une. También intuimos las posibilidades, el futuro. En cambio, él o ella no lo ve. Sus temores, su intelecto, sus problemas forman un velo que cubre los ojos de su corazón, y no nos permite que se lo retiremos. Sufrimos y nos lamentamos mientras el individuo en cuestión sigue su camino. Tal es la fragilidad del destino.

La pasión que surge del mutuo reconocimiento supera la intensidad de cualquier erupción volcánica, y se libera una tremenda energía.

Podemos reconocer a nuestra alma gemela de un modo inmediato. Nos invade de repente un sentimiento de familiaridad, sentimos que ya conocemos profundamente a esa persona, a un nivel que rebasa los límites de la conciencia, con una profundidad que normalmente está reservada para los miembros más íntimos de la familia. O incluso más profundamente. De una forma intuitiva, sabemos qué decir y cuál será su reacción. Sentimos una seguridad y una confianza enormes, que no se adquieren en días, semanas o meses.

Pero el reconocimiento se da casi siempre de un modo lento y sutil. La conciencia se ilumina a medida que el velo se va descorriendo. No todo el mundo está preparado para percatarse al instante. Hay que esperar el momento adecuado, y la persona que se da cuenta primero tiene que ser paciente.

Gracias a una mirada, un sueño, un recuerdo o un sentimiento podemos llegar a reconocer a un alma gemela. Sus manos nos rozan o sus labios nos besan, y nuestra alma recobra vida súbitamente.

El contacto que nos despierta tal vez sea el de un hijo, hermano, pariente o amigo íntimo. O puede tratarse de nuestro ser amado que, a través de los siglos, llega a nosotros y nos besa de nuevo para recordarnos que permaneceremos siempre juntos hasta la eternidad.

Brian Weiss – Lazos de amor

 

Como verás, de acuerdo con la leyenda, el hilo rojo del destino es la fuerza magnética de los amores reales y de las relaciones familiares y amistosas que mantenemos con las personas que nos rodean.

Hay una película de animación japonesa inspirada en esta leyenda. Se llama Kimi no Na Wa (“Your name” en inglés y “Tu nombre” en español), del aclamado director Makoto Shinkai. Trata sobre dos jóvenes –una chica y un chico– que se conectan a través de los sueños y poco a poco se van dando cuenta que los une un vínculo muy especial. Aquí te dejo el tráiler:

https://www.youtube.com/watch?v=Vg9o9Y_16mk

 

Disfrútala online en repelisplus:

https://www.repelisplus.com/v/kimi-no-na-wa/

 

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