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El secreto de la felicidad: La sincronía cerebral

Tal parece que la frase “dime con quién andas y te diré quién eres” tiene aval científico. No solo eso, cuando sientes que alguien piensa lo mismo que tú y comienzas a decir “parece que estamos conectados”, también tiene una explicación por la ciencia. Además, esa «conexión» es la clave de la felicidad: la sincronía cerebral.

El neurocientífico Moran Cerf ha estado estudiando por más de una década si, en efecto, los cerebros pueden comunicarse entre sí. Resulta que, efectivamente, existe una sincronía entre los impulsos eléctricos cerebrales. Lo que ocurre es que cuando dos o más personas pasan mucho tiempo juntas, sus ondas en el cerebro se alinean y comienzan a parecerse, llegando incluso a ser casi idénticas.

«Dos personas que ven las mismas películas, los mismos libros, que comparten las mismas experiencias y que además solo hablan entre ellos, después de dos semanas, comienzan a mostrar patrones comunes a nivel de lenguaje, emociones y hasta puntos de vista», menciona Cerf en una entrevista para la BBC.

Así que lo que nos decían nuestros padres en nuestra adolescencia, eso de “escoge bien a las personas con quienes pasas el tiempo”, no es un sermón barato. De hecho, es muy probable que, sin haberte dado cuenta, hayas adoptado comportamientos buenos y malos de quienes te rodeaban en ese tiempo. Incluso ahora, quienes forman tu círculo de amistades pueden estar influyendo en ti y viceversa.

Lo mismo ocurre con las parejas. Cuando estamos en una relación, solemos parecernos al otro y comenzamos a usar su jerga, ademanes y demás. En mayor o menor grado, al pasar tiempo con esa persona, sus cerebros comienzan a conectarse y es normal que, llegado un momento, sus gustos se amolden entre sí, aunque sigan diferenciándose en ciertas cosas. Procura entonces escoger a un buen candidato, con buenos valores e inteligente, no a un baboso que no sabe lo que quiere y no respeta ni a su madre, ¿vale?

Entonces, ¿es posible alcanzar la felicidad con la sincronía cerebral?

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Según los hallazgos de Cerf, sí. La clave está en que te rodees de personas buena vibra, ya sabes, las que tienen la habilidad de ver siempre el vaso medio lleno, las que son optimistas –sin rayar en lo absurdo–, las que ven el lado bueno de las cosas, las que no se la pasan maldiciendo por doquier. Aléjate de esas personas cuya aura es tan pesada que tú misma sientes una tensión incómoda cuando estás cerca de ellas.

De acuerdo con Cerf, la forma más segura de hallar la felicidad no tiene que ver con las experiencias vividas, ni mucho menos con los bienes materiales, sino con pasar el tiempo con las personas correctas.

Con tu pareja, lo mismo. Si sientes que estás con alguien que te hace bien, que te hace reír, que no te maltrata ni física ni verbalmente, que valora tus sentimientos –y no solo los ojos que tienes en el pecho–, sabrás que estás al lado de alguien que vale la pena y juntos pueden evolucionar.

Sin embargo, elegir es muy difícil cuanto tu visión está nublada por la sonrisa bonita de muñeco de torta que tiene el que te gusta. Saber si es un buen partido o no, puede resultar cuesta arriba porque hay personas que saben mentir muy bien. Las máscaras enceguecen. En ese caso, Cerf recomienda evitar la toma de decisiones por impulso porque nuestra mente está cargada de prejuicios y eso dificulta nuestra elección.

Los prejuicios dan paso a los sesgos cognitivos que nublan tus pensamientos. Eso tiene que ver mucho con las malas experiencias que viviste en el pasado y esa tendencia a siempre recordar los eventos negativos, esto impide que te abras nuevamente al amor por miedo a que vuelva a ocurrirte lo mismo.

Quienes te rodean, te influyen

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Todo lo que alguna vez hemos leído, las películas que hemos visto, las canciones que hemos escuchado y la gente que nos ha acompañado, dejan huella en nosotros. “Esto significa que la gente con la que pasas el tiempo realmente tienen un impacto en tu percepción de la realidad, más allá de lo que puedas explicar”, dice Cerf.

En los estudios que hizo, Cerf llega a la conclusión de que si las personas quieren maximizar la felicidad y disminuir el estrés, deben construir una vida que requiera tomar menos decisiones rodeándose de gente que personifique los rasgos que ellos prefieren. Es decir, si quieres tener una vida más saludable y en forma, pasa el tiempo con amigos fitness. Si quieres mejorar tus técnicas de estudio, entonces júntate con los cerebritos de tu salón. Si quieres aprender a cocinar, además de hacer un curso, pasa el tiempo con personas que comparten ese mismo gusto.

Sin embargo, lo antes explicado se trata de una teoría. Habría que ver hasta qué punto se cumple. Es decir, está claro que hay personas que forjan una amistad y son completamente distintas. Puede que tengas una muy buena amiga, o amigo, que le guste fumar marihuana y eso no significa que tú lo vayas a hacer o que te vayan a inducir a hacerlo. Hay personas que son realmente firmes y no se dejan influenciar. En todo caso, los hallazgos de Cerf son un gran aporte y ayudan a explicar varias dinámicas sociales donde, en efecto, tu pertenencia a un grupo puede amoldar tu forma de ser.

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